Por fin hoy después de mucho tiempo sin escribir, me animo a continuar con este post y terminar con la historia de su llegada al mundo.
Como indicaba en el anterior post, llegamos al hospital a las seis y media de la mañana. Una vez allí, me hicieron una exploración y una ecografía y, efectivamente se acercaba el momento pero no era inmediato. Con las pruebas vieron que tenía una fisura y que perdía líquido amniótico, así que me dejaron ingresada para realizarme la cesárea porque mi peque venía de nalgas.
Ya en la habitación llamé a mi marido para contarle todo lo que había pasado. Él enseguida se puso a buscar formas de venir a Alicante pues en esas fechas había nevado mucho y estaba todo muy complicado, por ejemplo los trenes Madrid - Alicante estaban fuera de servicio y la alternativa más rápida era el avión.
Mientras me estaban preparando para la intervención, una cesárea no deja de ser una intervención quirúrgica, mi marido consiguió que un taxista le llevará a Alicante y aunque no pudo estar durante la cesárea llegó en el momento que me sacaban del despertar y nos traían a la peque que había estado con mi padre en el piel con piel.
En las cesáreas tienes la posibilidad de que mientras el cirujano termina de coserte en el quirófano, el papá realice el piel con piel, que es pasar ese ratito con el bebé en su pecho en una sala calentita y con la luz tenue. Es una experiencia muy bonita y única, que mi marido no pudo disfrutar, la disfrutó mi padre.
En las cesáreas tienes la posibilidad de que mientras el cirujano termina de coserte en el quirófano, el papá realice el piel con piel, que es pasar ese ratito con el bebé en su pecho en una sala calentita y con la luz tenue. Es una experiencia muy bonita y única, que mi marido no pudo disfrutar, la disfrutó mi padre.
Una vez los tres juntos fue maravilloso. Yo miraba a mi hija recién nacida y no podía dejar de maravillarme porque esa cosita tan bonita había estado dentro de mi, que mi barriguita gordita escondía una personita de carne y hueso.
Y ese fue el principio de una historia de amor que hoy continúa y que sigue creciendo; ¡ahora ya son dos mis pequeños tesoros!
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