Volviendo a nuestro viaje, al final pude planificarlo y nos fuimos con los deberes hechos. Tenía apuntados en una libreta todos aquellos lugares que quería visitar, junto con el día en que pensábamos hacerlo. También compré las entradas e hice las reservas pertinentes. En conclusión, hemos cumplido lo planeado, sin prisas y abiertos a cambios y modificaciones. Viajando con niños se debe ir organizado pero sin ser muy estricto con los planes porque en cualquier momento puede surgir un imprevisto.
Las peques se han portado como unas campeonas, la mayor subió ella sola a San Juan de Gaztegulatxe y muy orgullosa estoy de ella. La peque iba con papá en una mochila portabebé. La graciosa no paraba de decirle que le estaba rompiendo la espalda, y que su mamá no la llevaba precisamente por eso.
Pero me estoy adelantando, os voy a explicar los lugares que visitamos por si alguien se anima alguna vez hacerlo. ¡Espero que así sea!
Pero me estoy adelantando, os voy a explicar los lugares que visitamos por si alguien se anima alguna vez hacerlo. ¡Espero que así sea!
Para el primer día tenía pensado un plan tranquilo, teniendo en cuenta que el día anterior habíamos llegado a Bilbao a las 20:30 de la tarde, buscábamos algo relajado. Esa mañana a las 12:00 del medio día (sin prisas por madrugar) teníamos compradas entradas para dar un paseo de dos horas por la ría de Bilbao en barca. Sí, igual dos hora parece mucho pensado en las peques, pero he de decir que lo aguantaron bastante bien. Es verdad que al final estuvieron un ratito con el móvil de papá, pero eso no se les puede reprochar. Por mi parte, aproveché todo el viaje para hacer fotos.
Como eran las fiestas de Bilbao, esa tarde, hemos ido a Bilbao en su Semana Grande, nos acercamos al parque Etxebarria para montar en las atracciones. Claramente esa idea les encantó y no solo a ellas si no también a nosotros que lo pasamos en grande.
El segundo día hicimos un recorrido en coche por la costa y visitamos Bakio, San Juan de Gaztelugatxe (subida y bajada, como os he contado antes), el Cabo de Matxitxako (donde hicimos un pinic para comer) y Bermeo, donde teníamos reservado un paseo en barco en el que nos llevaron, a la ida, hasta la isla de Izaro y, a la vuelta, por la costa hasta de vuelta a Bermeo entrando en un par de puertos pesqueros. Ese día también tenía previsto visitar Mundaka y Gernika pero se nos echó el tiempo encima y no pudo ser ¡la próxima vez será!
El tercer día estuvimos visitando Portugalete ¡cruzamos el puente colgante!, Getxo y Punta Galea (donde los atardeceres dicen que son muy bonitos). La idea original era hacerlo de la siguiente manera: visitar Zierbena, Santurce, Portugalete, Getxo, Punta Galea, Gatika y Gorliz, pero cambiamos de planes y decidimos visitar por la mañana el pueblo donde vivió mi suegro (Sodupe), comer allí y por la tarde ir a Las Arenas (Getxo), para cruzar el Puente Colgante, tomar unos batidos de chocolate con unas primas y vuelta, pero esta vez, ¡andando por encima del puente! A las niñas les encantó el paseo, pero yo tengo vértigo...
La mañana del cuarto día visitamos el valle de Añana. En él hay unas salinas de manantial de donde emana salmuera (agua con una concentración muy alta de sal). La visita guiada es muy interesante, explican la historia de las salinas y la forma como las trabajan los habitantes del pueblo. Actualmente las están recuperando y toda sal que fabrican va destinada a un mercado más gourmet.
Salinas de Añana, Álava |
Pequeño spa para remojar los pies |
Resumiendo, os animo a viajar al País Vasco y que vayáis descubriendo cada rinconcito, ha sido una experiencia preciosa. Cambiar por completo de paisaje y admirar esos montes verdes llenos de vegetación ha sido un placer para todos los sentidos.
Comentarios
Publicar un comentario