El otro día me animé a hacer unos chips de calabacín, había visto varias recetas desde hace un tiempo pero no veía el momento de ponerme hacerlos o cuando me decidía no tenía calabacines ¡qué desastre!
Por fin anoche encontré el momento perfecto, tenía ganas y tenía calabacines, sí, varios porque los compré pensando en hacer una crema de calabacín que a las peques les encanta pero que al final no nos cuadró.
Hay varias formas de prepararlos, pueden hacerse al horno o freírlos. Yo opté por la segunda (freírlos) ya que iba con el tiempo justo y al horno tardan un poco más en hacerse.
Son muy sencillos de hacer y necesitan muy pocos ingredientes, sólo se necesita un calabacín tamaño grande (importante tener uno, que no os pase como a mí en otras ocasiones), aceite, harina, sal y pimienta negra si os gusta. Con estos ingredientes comimos los cuatro de sobra, sobre todo porque a las niñas no les gustaron mucho ;)
Os indico los pasos a continuación:
1º Lavar y secar el calabacín.
2º Cortar en rodajas finas. Yo usé una mandolina, pero un cuchillo y buen pulso es más que suficiente.
3º Extender todas las rodajas en una bandeja, bien repartidas para echarles sal (añadir bastante sal), se deja que reposen unos diez minutos para que la sal absorba la humedad del calabacín y con servilletas de cocina se limpian con suavidad para retirarles la sal sobrante.
5º Pasar las rodajas ligeramente por harina, y sacudir un poco para quitar la harina sobrante.
6º Freír. Yo he usado la freidora pero también se pueden hacer en la sartén, aunque si lo hacéis así, tenéis que estar atentos para darles la vuelta cuando comiencen a estar doraditas.
Una vez bien fritas se ponen en un plato con papel absorbente para retirar el exceso de aceite.
7º Y por último servir con un poco de sal por encima y a disfrutar.
Comentarios
Publicar un comentario